El verdadero ayuno.

El pueblo de Israel tuvo un llamado de atención que le conduciría a la excelencia, si dispusiera a inclinar el corazón para obedecer su palabra, y en este tiempo habla a nosotros como ayunar veamos:

No ayunar por apariencias.
No ayunos monótonos, religiosos, negocios, empleos, vanidades, no ayunar para poner en juicio al prójimo.
Más que aguantar hambre nos llama a poner por obra sus mandamientos, buscar en el reino más que las añadiduras, ayunar por causas piadosas, abandonar el pecado, obrar en justicia.
Romper los yugos, las cargas que le ponemos a otros o que pudiendo nosotros hacer algo para salir de un yugo, o de cargas esperamos que se nos aparezca un ángel o que suceda algo “anormal” cuando Dios ya ha dicho que hacer pero la falta de fe, obediencia y el deseo de salir de la comodidad tiene a muchos estancados, ya que se han acostumbrado a vivir conformes a los yugos no dan el paso de fe precio que conduce a la libertad, otros no quieren dejar la vanidad para escapar del dolor de ella, hay oraciones incoherentes.
Ayudar, amparar al prójimo una manera de ayunar.
Dejar el dedo señalador, la crítica, la queja la amenaza.
Dejar de hablar vanidad
Manifestar en el pastoreo con la compasión, amor no fingido al que lo necesita, muchos de ellos son ovejas, familias, amigos, vecinos, están tan cerca se necesitar dejar la indiferencia, la vanidad que enceguece el corazón para ver la necesidad.